canto

"Cuando era niña, mi tía Rosa cantaba siempre una canción -a cappella- que aprendí sin darme cuenta. Muchos años después, la seguí tarareando como una conexión directa a mi infancia.

Hace poco, descubrí que la canción se llama "La caraqueña", y que en aquel tiempo se había convertido en un himno desgarrador y esperanzador para todos los bolivianos en el exilio.

Fue compuesta por el músico tarijeño Nilo Soruco, exiliado en Caracas, Venezuela, escapando de la dictadura en Bolivia.

Aún la sigo cantando. Igualito igualito, como lo hacía ella."

M.